Un tal Sutano...

Folletín esporádico y parrafezco...

Thursday, November 30, 2006

Párrafo 7.-

Los niños corrieron con el botín solo un instante, pues era innecesario. Alrededor no había humanos y reinaba una tormenta de tierra. Carcacha, un chico desgarbado de cara larga y triste, comprendió la impunidad, y sin deseos de sonreir se puso el saco italiano y lo arremangó. El otro niño cómplice estaba sentado en el piso abriendo la bolsa marinera. Lo miró desde abajo y no se atrevió a hacer un chiste. Sacó de la bolsa un adorno egipcio y se lo dio, repentinamente intimidado. Carcacha lo arrancó de sus manos y lo observó durante varios minutos. Sintió que ese objeto desubicado en el barrio tenia poderes. Que estaba provocando el destino. Entonces fue cuando vio al gordo a quien habían robado, sangrante y sucio, tambaleándose entre la tierra, acercarse hasta ellos. "Traidor!", gritó entre el ruido del viento al niño en el suelo, después de pegarle con el adorno. Sacó la lengua para saborear la tierra y se fue trotando de espaldas, burlón, provocando al gordo a que lo alcanze.

Paya

Párrafo 6

Fernández camina y suda la gota gorda. La corbata –larga, negra y fina- se apreta al cuello como una horca en un día de verano. En manómetro zumbaba en su mano, y las chicharras chirriaban con chirridos de largo aliento. Fernández decidió buscar agua en las napas vacías de la ruta, mientras intenta llegar al Ducado de Nuevo Torino, siguiendo el rastro de las gomas del Citröen de Sutano. La Murga de los Marginales camina en sentido contrario, ya sin instrumentos y haciéndole dedo a la nada. Una chica de pelo negro lo mira a Fernández, con ojos como adornos de Navidad, y cruza la ruta a su encuentro. Instintivamente Fernández se acomoda la corbata, pero cuando piensa en las marcas de sudor en sus axilas, siente que ya nada tiene sentido. “Adonde vas, papito”, le dice ella, y ambos se trenzan en contienda amatoria por algunos minutos. En un mundo vacío, caluroso y absurdo, una boca es el primer lugar donde se duerme. Las estrellas lo sorprenden a Fernández recostado en la cuneta, desnudo y sin manómetro. Un perro lo miraba fijo, oliendo tal vez la morcilla que se pudría a un costado del brazo derecho de Fernández. “Otra vez ese objeto infame me revela el vacío” se dijo, mientras constata que ya no tenía celular, ni reloj, ni nada.

Gogui

Wednesday, November 29, 2006

Párrafo 5.-

Lloraban los niños sin juguetes en esa plaza sin arena ni hamacas en la que Brascovich reposaba sentado sobre las ruinas de lo que alguna vez fuera un banco de piedras y cemento mientras relojeaba a unos tipos que hablaban en voz baja y que, cada tanto, le echaban una miradita a la bolsa marinera que él, Brascovich, tenía a sus pies. Se levantó, afirmó la bolsa a su espalda, manoteó unos trozos de banco de tamaño considerable y se avalanzó sobre los tipos quienes, a su vez, sacaron de entre sus sacos italianos unos garrotes que en otrora habían sido tres de las seis patas de una mesa de roble del palacio municipal y se trenzaron los cuatro, Brascovich y los tres tipos, en una trifulca que contó con pocos golpes y mucha sangre. Testigos de la masacre, los niños aprovecharon que los dos sobrevivientes permanecían inmóviles y semiconcientes, y les robaron la bolsa marinera a uno, el saco italiano al otro y todo lo que llevaban puesto los dos muertos que no resulto ser mucho, sólo unas piezas de bronce y un folleto de una escuela de conductores.

Matsuo

Tuesday, November 28, 2006

Párrafo 4

Brascovich decidió recuperar el tiempo perdido y, ante la desaparición inminente de Sutano, se llevó algunos títulos de propiedad que el gordo infame tenía en su casa, medio apretados entre un tomo de el Quijote y un Espasa Calpe edición 71. Los papeles estaban amarillos y ajados, manchados de mate y migas de un Carlitos, la firma era un garabato ilegible, pero el sello de bailarina hawaiana del estudio jurídico de Sutano era inconfundible. Además de los papeles, Brascovich también incautó un adorno medio egipcio que encontró en una gaveta. Poco ya quedaba en casa de Sutano. El gordo se había alzado con todos los títulos de propiedad de las principales embajadas del mundo libre, inclusive la Cancillería de Nuevo Torino, donde estaban guardadas los restos de la colección Luxor y un mate que le regaló el nieto de Don Pedro de Mendoza a José de San Martín. Sutano siempre agarraba el mate y decía: "me cago en todo".Y lo usaba para remendar las medias.

Gogui

Párrafo 3.-

Benito "Salomé" Brascovich era un tipo duro, pelado y de poca barba. En otras palabras, se tataba de un tipo lampiño, calvo y recio. Olía mal, tomaba poco y chupaba chupetines. Era grandote y gordo. Nadie nunca supo muy bien cómo se ganaba la vida, sólo se supo que un día cayó a lo de Sutano para reclamarle una deuda. La casa estaba llena de acreedores peleándose por los bienes. Brascovich sabía que como andaban las cosas, no convenía tener nada material encima. Muy pronto, gracias a la falta de liquidez con que Sutano había dejado al país y a otras potencias, el estado expropiaría propiedades privadas para canjearlas al exterior por comida. Las reservas a nivel mundial se habían vaciado y sólo existía una suerte de trueque desparejo. La otra opción era el arrebato y la única forma de defenderse era con palos y cascotes, ya que ni balas habían quedado.

Matsuo

Monday, November 27, 2006

Párrafo 2

¡Y ni hablar Fernández! Ni hablar podía Fernández. Se quedó mudo, atónito, a tono con el percance. Resulta que lo vio a Sutano, subido a un Citroën, por la ruta 70. Iba rápido, como a 70, y apenas Fernández dejó el celular, lo vio pasar y se dio cuenta que era Sutano porque a) tenía el único Citroën amarillo de la zona que quedaba en pie, y b) una tira de morcillas se le escapaba colgada del baúl. El bólido arrasó y pasó Sutano, como loco, lléndose a cualquier parte. "A Esperanza", pensó Fernández mientras juntaba una morcilla que se había caído en medio de la ruta.

Gogui

Thursday, November 23, 2006

Párrafo 1.-

La culpa de todo cayó sobre un tal Sutano, un tipo entrado en años que, sin perder el tiempo, se alzó a la mierda con la guita, la droga, los diamantes, los microfilms, las minas y los novios de todos. Puto, falopero, pederasta, violador, comunista, menemista, radical, sindicalista, mujeriego, vago, atorrante, ladrón, chanta, corrupto, asesino, mentiroso y estafador. El mundo entero lo buscaba, pero el tipo no aparecía.

Matsuo