Párrafo 12
Brascovich caminaba arrastrando un bulto por la calle vacía. Le había atado una soga al cuello y así lo llevaba. El pibe cada tanto gritaba yel gordo doblaba a la derecha. No tenía donde ir y no pensaba en eso. Otro grito y a la izquierda. Horas pasaron asi hasta que el gordo encontró un chupetín en la tierra. Lo juntó y lo saboreó y recuperó los reflejos. Pasó corriendo como una bala un petiso con su bolsa de caramelos; apareció a pocos pasos el Citröen amarillo de Sutano. "Hasta este punto llegamos, pendejo", le dijo a Carcacha con un tironcito para verle doblar la cara larga como un muñeco de goma.