Un tal Sutano...

Folletín esporádico y parrafezco...

Thursday, November 30, 2006

Párrafo 6

Fernández camina y suda la gota gorda. La corbata –larga, negra y fina- se apreta al cuello como una horca en un día de verano. En manómetro zumbaba en su mano, y las chicharras chirriaban con chirridos de largo aliento. Fernández decidió buscar agua en las napas vacías de la ruta, mientras intenta llegar al Ducado de Nuevo Torino, siguiendo el rastro de las gomas del Citröen de Sutano. La Murga de los Marginales camina en sentido contrario, ya sin instrumentos y haciéndole dedo a la nada. Una chica de pelo negro lo mira a Fernández, con ojos como adornos de Navidad, y cruza la ruta a su encuentro. Instintivamente Fernández se acomoda la corbata, pero cuando piensa en las marcas de sudor en sus axilas, siente que ya nada tiene sentido. “Adonde vas, papito”, le dice ella, y ambos se trenzan en contienda amatoria por algunos minutos. En un mundo vacío, caluroso y absurdo, una boca es el primer lugar donde se duerme. Las estrellas lo sorprenden a Fernández recostado en la cuneta, desnudo y sin manómetro. Un perro lo miraba fijo, oliendo tal vez la morcilla que se pudría a un costado del brazo derecho de Fernández. “Otra vez ese objeto infame me revela el vacío” se dijo, mientras constata que ya no tenía celular, ni reloj, ni nada.

Gogui

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